
Hay una energía atractiva; una fuerza eléctrica poderosa; algo que hace que todo se mueva en el universo.
Podemos llamar a esa energía: "Dios". Podemos creer que esta fuerza atractiva hace que cada hoja de los árboles caiga por su propia voluntad.
Podemos creer que esa energía existe dentro de nosotros y sentir su poder; o podemos tener indiferencia y descreer por completo de todo ello.
Lo cierto es que somos seres de libre albedrío y cada quien "elige" iniciar un camino de aprendizaje y práctica o simplemente ignorarlo.
Somos una fábrica de energía. Somos verdaderas usinas productoras de luz, cuando nos conectamos con el universo. Somos "chispas divinas".
Como cuando una lámpara se enciende al conectarla a la corriente eléctrica; así se enciende nuestra luz interior al hacer contacto con esta energía atractiva universal.
Jesús, dijo: "Ustedes son como una luz que ilumina a todos. Nadie enciende una lámpara para meterla debajo de un cajón. Todo lo contrario: la pone en un lugar alto para que alumbre a todos los que están en la casa. De la misma manera, su conducta debe ser como una luz que ilumine y muestre cómo se obedece a Dios" (La Biblia - San Mateo 5.14-16).
Albert Einstein decía: "Hay solamente dos formas de vivir tu vida:
- Una es como si nada fuera un milagro. - La otra es como si todo lo fuera".
Los hombres somos árboles diversos.
- Hay árboles con grandes raíces agarradas a la tierra y con copas casi sin follaje.
- Hay otros árboles con copas frondosas y raíces muy pequeñas, casi sosteniendo el suelo.
- Hay árboles con raíces firmes y copas colmadas de hojas.
Los primeros, corren el riesgo de detener su crecimiento y secarse.
Los segundos, aunque son vistosos y pintorescos, están supeditados a que una violenta tormenta o un viento furioso los voltee.
Los últimos, permiten dar sombra placentera, cobijo a los pájaros y compartir sus frutos jugosos.
Podemos llamar a esa energía: "Dios". Podemos creer que esta fuerza atractiva hace que cada hoja de los árboles caiga por su propia voluntad.
Podemos creer que esa energía existe dentro de nosotros y sentir su poder; o podemos tener indiferencia y descreer por completo de todo ello.
Lo cierto es que somos seres de libre albedrío y cada quien "elige" iniciar un camino de aprendizaje y práctica o simplemente ignorarlo.
Somos una fábrica de energía. Somos verdaderas usinas productoras de luz, cuando nos conectamos con el universo. Somos "chispas divinas".
Como cuando una lámpara se enciende al conectarla a la corriente eléctrica; así se enciende nuestra luz interior al hacer contacto con esta energía atractiva universal.
Jesús, dijo: "Ustedes son como una luz que ilumina a todos. Nadie enciende una lámpara para meterla debajo de un cajón. Todo lo contrario: la pone en un lugar alto para que alumbre a todos los que están en la casa. De la misma manera, su conducta debe ser como una luz que ilumine y muestre cómo se obedece a Dios" (La Biblia - San Mateo 5.14-16).
Albert Einstein decía: "Hay solamente dos formas de vivir tu vida:
- Una es como si nada fuera un milagro. - La otra es como si todo lo fuera".
Los hombres somos árboles diversos.
- Hay árboles con grandes raíces agarradas a la tierra y con copas casi sin follaje.
- Hay otros árboles con copas frondosas y raíces muy pequeñas, casi sosteniendo el suelo.
- Hay árboles con raíces firmes y copas colmadas de hojas.
Los primeros, corren el riesgo de detener su crecimiento y secarse.
Los segundos, aunque son vistosos y pintorescos, están supeditados a que una violenta tormenta o un viento furioso los voltee.
Los últimos, permiten dar sombra placentera, cobijo a los pájaros y compartir sus frutos jugosos.
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